Hace varios años empezamos a encontrarnos a lo largo y ancho de Internet unas imágenes bastante raras con letras y números deformados. Las páginas nos obligan a introducir la combinación que nos sugieren sin motivo aparente. Y encima, muchas veces son bastante ilegibles y resulta todo un reto hacerlo a la primera. ¿Quién no se habrá quejado alguna vez en su vida de que sea totalmente imposible resolver semejante puzzle?
Aunque parezca mentira, estos enigmas tenológicos de la web tienen un propósito mayor que simplemente hacernos perder el tiempo con frecuencia. Seguramente en algún momento todos nos hemos preguntado qué son los captcha, pero quizá algunos nunca nos hayamos puesto a profundizar en su verdadera utilidad.
¿Qué son los Captcha? La guerra contra los robots
Miles de millones de robots pululan por Internet a diario realizando decenas de acciones totalmente automatizadas y con diversos objetivos programados. Estos robots, o “bots” como se denominan en la jerga cibernética, suelen tener como fin último alguna intención lucrativa a costa de irrumpir en las páginas ajenas y hacer algo poco agradable para el propietario.
Para entender para qué sirven los captcha es necesario comprender cómo atacan estos bots. Un ejemplo ilustrativo podría resultar muy conveniente: supongamos que desde hace varios años tenemos un blog en el que publicamos recetas de cocina con regularidad. Este blog se está haciendo relativamente famoso y hay un montón de gente que nos escribe y nos comenta sus impresiones sobre cada una de nuestras deliciosas propuestas culinarias.
Cada día que nos conectamos es común ver 3 o 4 comentarios en diferentes recetas que hemos publicado en los últimos meses. Muchos nos felicitan y podríamos incluso tener una agradable sensación de estar arropados por el público. Pero, ¿alguna vez nos hemos parado a pensar si son realmente personas todos los que publican esos comentarios?
¿Para qué sirven los captcha? La anatomía del Spam
Siguiendo el ejemplo anterior, si nos detenemos un momento a analizar ciertos comentarios, es posible que algunos sean del tipo:
“Me encanta tu página web, aportas un montón de información al mundo y esto es algo que te agradezco”.
Pensemos un momento en frío: ¿este comentario no podría ser aplicable a cualquier otra página? Es un comentario genérico, sin personalización. Además, hay un detalle que posiblemente delate que no es un comentario falto de intenciones secundarias: contiene un enlace a una página web. Aunque pudiera ser simplemente la página personal del autor, es más probable que dicho “autor” este aprovechándose de nuestro blog para otros fines relativos al marketing. Todo esto suele hacerse de manera automatizada y ni siquiera hay alguien detrás escribiendo ese mensaje. Solo un bot.
En este escenario es donde encontramos finalmente para qué sirven los captcha: son imágenes tan complejas que solo un cerebro avanzado como el humano podría resolverlas aun con dificultades. Ya que ninguna máquina es capaz de entender su significado de manera automática, el captcha impide satisfactoriamente que publiquen de manera tan arbitraria.
La evolución de los Captchas
Los captchas han ido avanzando con el tiempo, al igual que las máquinas han sido capaces de reconocer imágenes cada vez más complejas. De hecho, llegó un punto hace poco en el que las máquinas acertaban más que las personas en el reconocimiento de letras y números, por lo que ciertas compañías como Google tuvieron que sacar nuevas ideas.
En la actualidad podemos encontrar Captchas como:
- La nueva versión de Google, que es muy sofisticada. Simplemente con clicar encima ya es capaz de saber con gran precisión si somos un robot o no. Cuando tiene dudas, nos pone una serie de imágenes para que las reconozcamos (como fotos con coches o con semáforos).
- También existen otros captchas más exóticos, como resolver un puzzle o hacer un mini-juego muy sencillo. Los robots son buenos reconociendo imágenes, pero muy malos ejecutando acciones de movimiento. El problema de estos captchas es que ciertos usuarios no son capaces de entenderlos y acaban abandonando la web por confusión.