Cuando nos decidimos a montar un equipo por partes, siendo nosotros los que elegimos cada uno de sus componentes, la atención suele centrarse comúnmente en los elementos más orientados a la potencia, tales como el procesador y la tarjeta gráfica, dejando en un segundo plano a los más supletorios como el disco duro y la memoria RAM.
Esto se acentúa cuando nuestro objetivo es construir un ordenador gaming, dado que lo más común es pensar que el procesador y la gráfica son los que, en el fondo, nos van a permitir disfrutar de cualquier juego del mercado.
Sin embargo, si nos centramos en la importancia del disco duro para diversas funciones, podremos darnos cuenta que el rendimiento en nuestro día a día puede acabar muy afectado negativamente si hacemos una mala elección. Llegado el momento de seleccionar, existe una pregunta muy común que la mayoría de los usuarios menos experimentados en esta materia se hacen frecuentemente: ¿qué es mejor para un equipo de juegos: un disco duro SSD o un HDD, también conocido como disco duro mecánico? Vamos a analizar las principales diferencias de estos dos discos para poder entender mejor qué necesidades satisfacen según los diferentes usos que podamos darles.
¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora de comprar un disco duro SSD o HDD?
Las siglas de disco SSD vienen de Solid State Drive, es decir, disco duro de estado sólido. Su denominación de sólido hace referencia al hecho de que no tiene partes que se desplazan, como ocurre con el HDD, el otro tipo de disco duro popular cuyas siglas significan simplemente Hard Disk Drive o, lo que es lo mismo, disco duro a secas.
El HDD común, también denominado disco duro magnético, es un formato de sistema de almacenaje donde ciertos componentes en el interior se mueven para acceder a la información. Estos discos están compuestos de pistas magnéticas que giran como un vinilo en un tocadiscos. En cambio, en el SSD todo está compuesto de memorias flash como en los pendrives, y el acceso es una corriente de electricidad que fluye por los circuitos de manera casi instantánea.
Diferencias de velocidad entre SSD y HDD
Por una cuestión de lógica, podemos observar que la diferencia de velocidad entre un SSD promedio y un HDD es bastante grande. Así arrojan sus cifras: un disco duro magnético que gira a 7200 revoluciones por minuto (el más común) utilizando el puerto SATA3, es capaz de alcanzar una media de 100 MB/s de lectura. En cambio, un disco duro SSD usando el mismo puerto, es decir, el SATA3, es capaz de alcanzar los 500MB/s, siendo 768MB/s el límite de ese puerto.
Pero si ya nos planteamos comprar un disco SSD conectado a un puerto PCI express, también llamados SSD M.2, la cosa puede cambiar aún más, alcanzando la cifra de 3GB/s, lo que lo vuelve hasta 30 veces más rápido que un HDD común.
Durabilidad entre un SSD y un HDD
Ambos discos duros están sujetos al desgaste, aunque de formas muy distintas. Los HDD, al ser mecánicos, están expuestos a una continua fricción y, además, ante un golpe o caída es muy probable la rotura, especialmente si están en funcionamiento. De hecho, cuando un portátil se cae al suelo o es golpeado desde una corta distancia, lo más común es que lo primero que se rompa sea el disco duro si es mecánico.
En cambio, los SSD solo están sujetos a un desgaste por calor en la electrónica (electromigración), lo que esencialmente provoca que cada vez vaya más lento. La ventaja es que ante una caída de corta distancia, la probabilidad de rotura es prácticamente nula.
¿Cuál es el tipo de disco duro más recomendable para jugar?
La única diferencia que existe entre un SSD y un HDD a la hora de jugar son los tiempos de carga de la partida, dado que durante la misma todo lo necesario se almacenan temporalmente en la memoria RAM, salvo algunos elementos de carga diferida como las texturas.
Sin embargo, por regla general es mejor invertir en un SSD aunque sea SATA3, dado que esa diferencia de hasta 5 veces más velocidad se nota bastante y nos permitirá jugar más en menos tiempo.