Antes que nada voy a empezar explicando qué es eso de narrativa dendrítica, porque sí, porque igual te has quedado un poco con cara de: “WTF?”
- Narrativa: descripción oral, o escrita, de un acontecimiento con el fin de persuadir y entretener al espectador.
- Dendritas: prolongaciones protoplásticas ramificadas de la neurona, dedicadas a la recepción de estímulos y a la alimentación celular.
- Dendrítica: que tiene aspecto similar al de la dendrita.
Ahora sí, ¿no? ¡Solo hay que unir conceptos! La narrativa dendrítica, o ramificada, es un modelo de narrativa interactiva, muy común en los videojuegos y en aquellos libros de infancia de «elige tu propia aventura». Se tratan de aquellas historias en las que cada acontecimiento se puede contemplar con diferentes alternativas de continuación. Cada una de estas alternativas puede desenlazar en un devenir narrativo concreto, o abrir nuevos caminos.
Vale, ahora que ya tienes clarísimo qué es la narrativa dendrítica, si no eres gamer y eres un cinéfilo empedernido y has pensado en la actualidad, te habrá venido una palabra a la cabeza: ¡BLACK MIRROR! Y no porque la serie sea una auténtica pasada para todos aquellos a los que nos flipa la tecnología, sino por su capítulo interactivo, Bardersnatch. Que sí, que ya se que se estrenó el 28 de diciembre, por lo que llego un poco (muy) tarde para hablar de esto, así que no entraré analizar los pros y los contras de este innovador pero flojito capítulo, ya que aquí «he venido a hablar de mi libro».
Bueno, más bien de mi trabajo final de carrera, aunque ya hace bastantes años de eso (otra cosa a la que llego tarde para hablar, ¿¡cómo ha pasado el tiempo tan rápido desde el 2014!?), pero precisamente por eso es importante. En él realicé un estudio de la evolución de la narrativa en los videojuegos para determinar si era equiparable a la del cine. Y, amigas, amigos, la respuesta fue que «casi, pero no».
Pues bien, básicamente me emocioné, mucho, llenando hojas sobre lo requeteguay que eran las cientos de posibilidades narrativas que dan al usuario los videojuegos, de cómo lo hacen partícipe de la historia, de la inmersión que generan… Y otras diez hojas sobre cómo el cine tenía que reinventarse para hacer que el usuario pasara de un rol pasivo a uno activo si no quería quedarse en la retaguardia.
A parte de esto, en mis previsiones sobre el futuro de los videojuegos apunté hacia la realidad virtual, las nuevas plataformas y dispositivos, el auge de los indies y los juegos en los que prima la narrativa…
¡Pero jamás se me habría ocurrido que llegaría Netflix y se cargaría mi trabajo de de final de grado años más tarde!
Y sí, 5 años después Netflix se ha reído en la cara de mi trabajo final de notable alto. Pero admito que esta vez me encanta haberme equivocado y ver como el contenido audiovisual se reinventa, evoluciona y hace que el espectador forme parte de las historias. Porque al final nos encanta ser parte de ellas, crearlas, vivirlas… ¡Somos historias! Y era algo que los videojuegos nos estaban permitiendo experimentar desde hace mucho tiempo.
No obstante, no todo es tan bonito y he de atreverme a esputar un «pero» (tranqui, yo también los odio). Aunque las series y películas interactivas nos brindan una nueva manera de consumir contenido audiovisual y de disfrutar de las historias, es muy importante conseguir el perfecto equilibrio entre la interactividad y el sentido de la narrativa. Si has visto Bandersnatch o has leído críticas sobre el capítulo sabrás de lo que estoy hablando.
Resulta una tarea complicada encontrar la perfecta medida, la dosis ideal entre lo interactivo y lo meramente narrativo. No cobra ningún sentido llenar un capítulo de 60 minutos de pausas en las que el espectador ha de tomar decisiones banales, que cambian mínimamente la historia, o en las que una decisión incorrecta te haga retroceder una y otra vez hasta el punto de perder el interés en la narración. Por lo que «todo es veneno y nada es veneno», el secreto está en la dosis. 😉
Dosis que tendrá que ser muy estudiada para que el contenido interactivo de Netflix, como «Sobrevivir es el reto»o «Minecraft: Modo historia», no se quede almacenando polvo en el cajón de los olvidos como un intento de algo muy molón que jamás llegó a cuajar.
Pese a todo esto, y aquí es donde intento arreglar ese odioso «pero», me atrevo a decir que el cine/contenido audiovisual sigue estando más vivo que nunca gracias a las múltiples posibilidades que nos están brindando las nuevas tecnologías.