El arte de la fotografía es algo que podríamos decir con certeza que resulta de interés para todo el mundo. Cierto es que la especialización en esta habilidad suele ser un gran paso y lejano para la mayoría, pero las personas en algún momento de sus vidas, se plantean cuestiones como qué cámara es mejor para empezar a introducirse en esta materia.
Las opciones son ilimitadas, y saber en qué fijarse para elegir una cámara requiere de ciertos conocimientos básicos fundamentales. Vamos a dar algunos consejos analizando los diferentes tipos de cámaras en el mercado y cuáles serían las mejores propuestas para aquellos que ya estén preparados para dar sus primeros pasos hacia el éxito.
Cómo elegir una cámara: entendiendo las principales diferencias
Antes de entrar en materia, y aunque posiblemente ya estemos al tanto de esto, es importante realizar una distinción entre las tres principales categorías de cámaras que pueblan este gran reinado de la fotografía para entender mejor cómo elegir una cámara:
- Las cámaras “point-and-shoot” o, lo que es lo mismo, las cámaras compactas: este tipo de cámaras son sin duda las más fáciles de utilizar y las que generalmente vienen con más acciones prefijadas con el objetivo de conseguir la mejor fotografía posible con el mínimo conocimiento y, sobre todo, menor esfuerzo.
- Las cámaras semiautomáticas, con lentes intercambiables (o ILC): son todas aquellas cámaras que a pesar de no disponer de un espejo (y estar expuestas a la luz constantemente) ofrecen una gran versatilidad, y por ende la posibilidad de conseguir una fotografía perfecta en cualquier escenario. Este tipo de cámaras son las menos populares, y aunque los motivos no lo justifican, tienen una serie de inconvenientes que echan atrás a la mayoría de los usuarios no profesionales.
- Las cámaras réflex: son sin duda, las reinas del mercado en lo que se refiere a prestaciones. Dentro de estas hay una tremenda variedad de calidades: desde cámaras de 500 euros hasta las de varios miles.
¿En qué fijarse para elegir una cámara?
Ya teniendo claras las opciones disponibles, vamos a entender algunos criterios que deberíamos considerar a la hora de elegir una cámara u otra:
- La velocidad de la cámara, obturación, etc…: estos datos suelen ser la clave para conseguir una fotografía perfecta en cualquier circunstancia, particularmente las cámaras compactas suelen ser muy pobres en este aspecto, mientras que las semiautomáticas y las réflex suelen destacar. El tema es que conjugar todos estos elementos conforme a la situación es difícil y requiere no solo de experiencia, sino también de conocimientos técnicos que pueden ser adquiridos en una formación específica.
- Megapíxeles y calidad de postprocesado: si solo nos fijamos en los elementos técnicos aumenta la posibilidad de fallar en la compra. Este es uno de los motivos por los que las cámaras semiautomáticas suelen quedar algo relegadas: en el papel no ofrecen nada destacable en comparación a una compacta, pero solo por la capacidad de intercambiar la lente el salto es exponencial. Por ende es mejor no fijarse en esto, salvo que nuestra intención sea la de hacer fotografías de andar por casa y tener en cuenta otros aspectos con los que verdaderamente vayamos a trabajar.
- Características específicas: dependiendo del uso, es posible que nos interese hacer fotos a distancia o hacer fotos por la noche principalmente. Recordemos que la potencia se encuentra en la lente, no en la cámara en sí. El sensor apenas marca la diferencia hoy en día. Por tanto, salvo si nos decantamos por la opción compacta, con cualquier otro tipo de cámara salvaremos las distancias.
En conclusión ¿Qué cámara es mejor para empezar?
Si nuestra idea es irnos de vacaciones y hacer fotos bonitas, sin grandes nociones de fotografía, lo ideal es buscar una cámara compacta que tenga buenas especificaciones, como un buen rango de apertura del obturador, especialmente para conseguir mejores resultados nocturnos, y si nos interesan los detalles en la distancia, que tenga un zoom óptico amplio.
Pero si de verdad queremos dar el salto a la fotografía avanzada, deberíamos plantearnos ir un paso allá, y aquí es cuando una cámara semiautomática con lentes intercambiables podría ser un primer paso relativamente económico para este cometido.
El tema es que como comentábamos antes, las cámaras semiautomáticas, pese a ser una gran opción, no son demasiado populares por un motivo: hoy en día existen cámaras réflex semicompactas, con lentes intercambiables a unos precios irrisorios. La época en la que una cámara réflex no bajaba de mil euros ya pasó. Hoy en día, la diferencia entre las semiautomáticas y las réflex llega a ser tan pequeña, que quizá dar un pequeño paso más y meterse directamente en el mundo de la fotografía semi-profesional, no es tan prohibitivo como antes.