Elegir un portátil que se adapte a nuestras necesidades puede ser toda una odisea. Existen muchos estilos de compradores: gente que le gusta jugar, la que necesita trabajar, los que buscan portabilidad porque tienen otro ordenador en casa, los que quieren lo último en tecnología, los que simplemente quieren usarlo para lo básico o aquellos que lo quieren todo al mismo tiempo.
Por eso, antes de empezar, es necesario tomarse un tiempo para pensar con máximo detalle cuales van a ser las principales aplicaciones que vamos a darle, al menos durante los primeros meses. Esto es importante y es bueno ser realista, dado que el precio y el tamaño podrán suponer dos serios inconvenientes por tomar una mala decisión.
¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un buen portátil para nosotros?
Para poder ayudar a decidirnos vamos a desglosar por tipos de usuarios y las prestaciones que deben tenerse en cuenta en función de cada perfil.
El trabajador
Podríamos decir que existen dos tipos de trabajadores: los itinerantes (como los comerciales o los ejecutivos); y los profesionales, que suelen moverse poco con el portátil.
Los itinerantes deben centrarse sobre todo autonomía y tamaño reducido, aún a expensas de la potencia. Por eso, existen portátiles que parecen diseñados para este perfil, llamados “ultrabooks” que rondan las 11 a 13 pulgadas, tienen una potencia nada desdeñable y consumen muy poco, dado que incorporan todos los últimos avances en ahorro de energía.
Los profesionales suelen ser considerados, aquellos que, por ejemplo, se dedican al diseño gráfico o vídeo, o que en general buscan algo de potencia para acelerar su día a día. En este caso, es posible que elegir un portátil sea un error y un ordenador de sobremesa les ayude no solo a ahorrar, sino a conseguir más por menos. Pero en caso de tener la necesidad de adquirir un portátil, lo que se buscaría sería todo lo opuesto a un trabajador itinerante: una pantalla lo más grande posible, entre 15 y 17 pulgadas, una tarjeta gráfica dedicada y un procesador que no tenga que ser necesariamente de bajo consumo. En definitiva, más que un portátil, hablaríamos de un ordenador “desplazable” por su tamaño menos manejable.
El jugador
De manera semejante a los trabajadores profesionales el jugador debe buscar potencia. Pero, en este caso, la pantalla no debe ser tan importante. La mayoría de los jugadores prefiere conectar su equipo a otra pantalla externa mientras juegan, por eso es mejor buscar portátiles de 15 pulgadas, que son más frecuentes y poder conseguir la mejor relación calidad precio en tarjeta gráfica y procesador, que son los dos componentes clave a la hora de determinar la calidad en la experiencia de juego.
Uso para ocio
Finalmente tenemos el que usa el ordenador para esos ratos de ocio. En este caso, hay dos elementos fundamentales que deben tener en cuenta:
- La pantalla debe ser de 14 o 15 pulgadas, dado que es lo más común. Esto significará que el precio será inferior en comparación a otras alternativas con tamaños más exóticos.
- En general la potencia no influye en la decisión de compra, dado que no vamos a hacer un uso intensivo del sistema, pero la memoria RAM es importante. Hoy en día, menos de 8Gb de RAM es poco y provocará que nuestro ordenador se acabe ralentizando en muy poco tiempo.
¿Qué debe tener un buen portátil?
Al margen del uso que vayamos a darle, hay tres cosas que debemos tener en cuenta si queremos comprar un buen portátil en todos los casos:
- El procesador y tarjeta gráfica no son intercambiables. Esto quiere decir que si somos jugadores o trabajadores profesionales tenemos que entender bien qué procesador y gráfica estamos comprando, porque solo tendremos una oportunidad sin opción a mejora.
- Los portátiles tienden a golpearse por tener tanto movimiento. Por eso, un portátil con disco duro magnético es un error dado que la probabilidad de rotura es muy grande. Desde que salieron los discos duros de estado sólido, son el compañero perfecto para estos equipos.
- El sistema operativo: esto es una cuestión de gustos y experiencia. Decantarse entre Mac OS, Windows o incluso Linux, daría para un artículo entero explicando las diferencias. Pero generalmente es muy buena idea que el ordenador traiga preinstalado el sistema operativo que queremos, dado que si presenta problemas en garantía, tendremos más facilidad de aportar pruebas, incluyendo la posibilidad de que pudiera ser defecto de software, descargando nuestra responsabilidad.