Aunque el estándar de almacenamiento portátil ha sido regentado por los “pendrives”, casi por antonomasia, hoy en día existe una avalancha de dispositivos que se valen de las tarjetas SD para su funcionamiento, hasta el punto de eclipsar a los USB e incluso, sustituirlos en decenas de aparatos como smartphones, impresoras, cámaras de foto y vídeo, …
Aunque pueda darnos la impresión de que es suficiente con que la tarjeta de memoria adquirida quepa en el compartimento donde vamos a darle uso, o que la diferencia entre una tarjeta y otra es solo una cuestión de capacidad, hemos de tener en cuenta que existe una serie de elementos adicionales que debemos tener en consideración a la hora de comprar una tarjeta SD.
La tecnología avanza cada vez más rápido, y con ella los dispositivos, es por ello que hemos querido crear esta guía sobre tarjetas SD que te ayudará a controlar más el tema y saber qué tarjeta de memoria comprar.
¿Cómo elegir una tarjeta SD que se adapte a nuestras necesidades?
Hay disponibilidad de múltiples tipos de tarjetas SD en el mercado, pero principalmente podríamos destacar dos formatos predominantes: las microSD y las SD clásicas. Pero antes de conocer las diferencias entre ambos formatos para elegir una tarjeta SD perfecta a nuestras pretensiones, es necesario conocer los elementos técnicos que distinguen a unos modelos de otros.
Diferencias principales entre los diferentes tipos de tarjetas SD y similares
Hay que entender que no todas las tarjetas en el mercado son de tipo SD. Existen otras que no serán compatibles en aquellas ranuras que indican expresamente que es necesario comprar una tarjeta SD para darles uso. Como dos alternativas principales tenemos la Compact Flash, que quedó completamente en desuso y que en la actualidad se puede usar con adaptadores para SD; por otro lado la Memory Stick de SONY, que se hizo popular gracias a sus propios productos, como la videoconsola PSP, pero que al final acabó muriendo dado que ninguna otra marca le dio el soporte para prosperar.
Después de varios años podemos observar como la SD se ha impuesto en los dos formatos y tamaños anteriormente mencionados, son visualmente diferenciables, por delante de todas las variantes, incluyendo la miniSD que también quedó en el olvido. En la actualidad ya podríamos considerar estas dos tipos de tarjetas SD, como un “estándar de facto”.
La capacidad: la propiedad más importante
De manera semejante a los discos duros, las tarjetas de memoria se venden en potencias de 2 Gb. Esto quiere decir que en la actualidad los tamaños rondan los 16, 32, 64, 128 y 256 Gb (aunque aún se pueden ver menores y mayores capacidades en algunos comercios).
Si tenemos una cámara de fotos profesional, con muchos Megapíxeles, lo correcto es elegir una tarjeta de almacenamiento con gran capacidad para albergar suficientes fotos. Lo mismo ocurre si nuestro objetivo es almacenar vídeos en alta definición para ver en un dispositivo móvil. Por el contrario, si vamos a dar uso a la tarjeta para algo sencillo, como una cámara compacta, podemos ahorrar en este aspecto.
La velocidad de transferencia: algo menos popular a la hora de comprar una tarjeta SD
Pocos se fijan en este aspecto y se dejan guiar por el formato (microSD o SD estándar, como comentamos anteriormente) o el tamaño. Pero, dependiendo el uso que vayamos a dar, también es importante considerar la velocidad de la tarjeta de memoria.
Existen diferentes clases en función de la velocidad de transferencia (lectura y escritura). El mínimo es 2MB/s en la clase 2, y así va subiendo con la clase 4 (4Mb/s), la clase 6 (6Mb/s) y la clase 10 (10Mb/s). Luego tenemos las clases de las tarjetas SD XC que se representan como clases UHS (multiplicadores de diez). Es decir, la clase U1 serían 10Mb/s y la U3 serían 30Mb/s. Por otro lado están las clases de Vídeo y son equivalentes a la clase estándar: V6 para 6Mb/s, V10 para 10Mb/S, V30, V60 y V90 para 30, 60 y 90Mb/s respectivamente.
Hay que decir que para poder reproducir vídeo en FullHD es necesario una clase 6 o superior (V6 o U1). Para el 4K haría falta una clase 10 o superior (U1 y V10 en adelante) y para el 8K una clase U3 o superior (V30 en adelante).
Si queremos usar la tarjeta SD para almacenar programas y contenidos en nuestro móvil, sobra decir que lo correcto sería buscar la máxima velocidad posible. Hay que tener en cuenta que cuanto más rápida sea la tarjeta, menos tiempo va a tardar en cargar el contenido y más cómoda va a ser nuestra experiencia.
Por último, hay que indicar que las cámaras de fotos también tienen requisitos mínimos de velocidad y es necesario consultar el manual para saber qué velocidad mínima de tarjeta se requiere para su correcto funcionamiento. Muchos de los problemas que encuentran los fotógrafos noveles, cuando realizan ráfagas y grabaciones de vídeo con su cámara, es que no han tenido en cuenta este aspecto a la hora de elegir una tarjeta SD.