Si tuviéramos que determinar cuál ha sido una de las noticias de economía, relacionadas con la tecnología, más repetitivas entre finales de 2017 y 2018, sin lugar a dudas todos estaríamos de acuerdo que las criptomonedas ocuparían el primer lugar con comodidad.
Lo cierto es que la idea de crear una nueva moneda descentralizada por el gobierno es algo que ha surgido desde tiempos inmemoriables, pero siempre ha habido un problema que ha impedido su desarrollo: si la moneda no la controla el gobierno, ¿quién tendrá la suficiente autoridad y fiabilidad en el mundo para acarrear dicha responsabilidad?
Precisamente gracias a la cadena de bloques, o blockchain, por primera vez en la historia esto se ha conseguido hacer realidad.
¿Qué es el blockchain? La base de toda criptomoneda
Toda criptomoneda lleva un blockchain detrás, aunque no es igual a la inversa. Muchos todavía no saben qué es el blockchain y por qué es tan relevante no solo a nivel financiero, sino también a nivel tecnológico en general.
Simplificando al máximo todo el concepto, podríamos decir que la cadena de bloques es un fichero de ordenador extremadamente grande y copiado en cientos de máquinas. Dicho fichero contiene la información justa y necesaria para organizar algo a nivel digital. El caso más común sería el de una criptomoneda y su contabilidad, que es posiblemente uno de los usos del blockchain más populares hasta la fecha.
En este caso, la cadena de bloques simplemente se encarga de ir generando el fichero con todas las operaciones contables que se producen a nivel internacional. Millones de personas tienen este fichero y lo actualizan a diario. El concepto de cadena de bloques hace referencia a que el fichero está estructurado por bloques, pues si quisiéramos hacer un paralelismo, sería como un documento con páginas en el que cada página es un bloque que contiene la información particular sobre el bien digital que se gestiona en cierto momento por dicha cadena como, por ejemplo, a quién pertenece cada unidad de una criptomoneda en el mundo.
¿Cómo afecta el Blockchain a nuestro día a día?
Dada la increíble versatilidad del blockchain, cada vez más empresas están pensando cómo darle uso y así potenciar su negocio. Existen varios problemas que impiden que el blockchain se extienda fácilmente y, al mismo tiempo, estos problemas resultan ser una ventaja competitiva para ciertas aplicaciones que ya existen en la actualidad, como es el caso del famoso Bitcoin.
El principal problema es que mantener un blockchain es muy costoso a nivel computacional. Por eso siempre se tiene que desarrollar un incentivo que empuje a los poseedores de maquinaria tecnológica a invertir sus recursos por el bien común. Esto es lo que se conoce como la minería: personas que ponen a funcionar sus máquinas, procesando operaciones a cambio de la posibilidad de recibir una retribución económica de vez en cuando para compensar todo el esfuerzo.
Algunos usos del blockchain interesantes
Al margen de las dificultades de implementarlo, para saber cómo afecta el Blockchain a nuestro día a día es interesante conocer casos de éxito, más allá del Bitcoin, como vamos a ver a continuación:
- Repositorio multimedia virtual: una de las propuestas es la de ofrecer un lugar donde vender contenido multimedia, música, libros, películas, etc., y que los propios creadores sean los que se dirijan al consumidor directamente sin intermediarios. El almacenamiento de todo ese contenido está distribuido por millones de máquinas por todo el mundo y organizado gracias al blockchain.
- El Dropbox del pueblo: si se pueden almacenar datos multimedia, ¿por qué no también ficheros de usuarios? Con cierto grado de seguridad para evitar la sustracción de información, también existe una propuesta que consiste en que los usuarios ceden una parte del espacio de sus ordenadores a cambio de que otros millones de usuarios cedan los suyos y la información quede “en la nube”, segura para siempre.
- Gestión de la identidad: sin duda los gobiernos han puesto la vista en esta tecnología, dado que la posibilidad de almacenar toda la información de sus ciudadanos de manera descentralizada podría suponer un paso hacia el futuro de la descentralización documental y, si cabe, de la identificación digital certificada.