Cada año nacen una media de 3 lenguajes de programación destacables, y por cada uno de ellos, se oyen muchas voces que sugieren que estos serán el nuevo estándar del mercado. Entre tanto bullicio por la novedad, tenemos simultáneamente a más de una docena de lenguajes que están constantemente compitiendo por hacerse con el liderato, siendo la comunidad de programadores la que con el tiempo, va provocando las variaciones en su uso por distintos motivos.
Por estas razones, tanto para el iniciado confuso como para aquel que quiere reiniciar su andadura de programación profesional, pensar en cómo subirse al carro puede dar un poco de vértigo.
¿Qué lenguaje de programación debo elegir? Analizando las opciones
Muchos piensan que cada lenguaje es el mejor para una función específica, y aunque haya algo de razón en esta afirmación, no hay que olvidar que, a priori, casi todos los lenguajes son generalistas, es decir, que se puede hacer con todos ellos técnicamente cualquier cosa.
Sin embargo, no podemos ignorar que la comunidad es en cierto grado, el capitán del barco. Basándonos en la industria en la que cierto lenguaje de programación haya proliferado, es posible que encontremos más librerías y otro tipo de evoluciones que hagan que dicho lenguaje sea más apropiado para el trabajo en cuestión.
Python: el campeón de las ciencias
Una de las áreas donde gran parte de la tecnología se ha desarrollado, históricamente, es en los departamentos de investigación de las universidades. Python ha sido el lenguaje por excelencia de esta evolución, que se ha convertido casi en un estándar de facto para el mundo de los estudios científicos de diferente índole. Predomina en las matemáticas, pasando por la estadística y cualquiera análisis computacional que se precie.
La cantidad de librerías de Python para todas estas cuestiones es inmensa, y esto ha provocado que muchas de ellas evolucionen a otros campos que están en boga, tales como el análisis de datos (Big Data) y la inteligencia artificial.
Además, al ser generalista, técnicamente podríamos montar un servicio web o un programa cualquiera con uno de los frameworks más relevantes de la historia: Django. Por este motivo, es rara la persona que hoy en día no proponga Python como punto de partida.
Javascript: la navaja suiza de la programación
Javascript nació como un lenguaje de “script”, según indica su nombre, como complemento activo para interactuar en el espectro web. Pero hace relativamente poco tiempo, con el alzamiento de las webs progresivas (aplicaciones en el navegador completas, como Google Docs), Javascript se convirtió en un estándar que requería evolucionar y esto derivó en una enorme cantidad de frameworks y sistemas que envolverían todo su entorno.
A esta avalancha se añadió Node.js como una propuesta para hacer un backend basado también en Javascript, y sumándose a todo el conjunto de estas tecnologías, cualquier programador con buenos conocimientos de Javascript podría desarrollar una página web desde el principio hasta el final, sin tener que contar con diferentes desarrolladores para cada área de la misma. A esta profesión se le ha venido considerando hasta ahora “Full Stack Developer” (una forma de denominar al desarrollador más completo), pensando en el llamado MEAN stack. Esto no se da con ningún otro lenguaje y es uno de los principales motivos por los que muchos usuarios se suman a esta dinámica.
Java: máxima estabilidad ante todo
Siendo uno de los primeros lenguajes con orientación a objetos en difundirse, gracias a sus grandes bondades con respecto a sus antecesores (como el recolector de memoria), tuvo un impactante crecimiento y fue precursor de las primeras “mejores prácticas” de programación a nivel corporativo.
Gracias a Java, el mundo de los negocios ha dado un salto hacia adelante y la cantidad de sistemas y aplicaciones que giran en torno a este lenguaje es inconmensurable. Hoy en día, las grandes empresas de programación en masa (como las consultoras) buscan asiduamente a programadores que conozcan este lenguaje, por lo que, al menos en España, es una garantía de trabajo asegurado.