Históricamente, los materiales han sido fundamentales a la hora de apoyar el avance de las civilizaciones humanas. Desde los primeros metales hasta las combinaciones algo más avanzadas como el acero, pasando por diseños sofisticados como el uso del silicio en los ordenadores, todos y cada uno de estos avances han simbolizado prácticamente un cambio de era.
Hoy en día es muy posible que ya hayas oído hablar del grafeno, un nuevo material que quiere convertirse en el próximo rey, cuyos usos están en fase de análisis y en proceso de implementación de nuevas tecnologías que podrían revolucionar el escenario internacional.
¿Qué es el grafeno? Entendiendo su esencia de base
Dar respuesta a la pregunta de qué es el grafeno es muy interesante, dado que la simple esencia de este material podría darnos las claves para encontrar ciertos usos del grafeno que podrían facilitar un enorme cambio en nuestras vidas en el futuro.
De manera sencilla, se denomina grafeno a una simple capa de grafito. El grafito lo encontramos de manera fácil en lugares y objetos como los lápices. El grafito y el grafeno están compuestos por uno de los elementos químicos más curiosos del mundo: el carbono. El carbono es el material más duro conocido en el universo y, cuando se alinea de forma perfecta, forma el diamante, cuya dureza establece la base para organizar el resto de las durezas que conocemos en las distintas piedras y materiales.
El grafeno, por tanto, es increíblemente duro pero, además, posee otra serie de características que lo hacen especialmente interesante: es un buen conductor de electricidad, es impermeable excepto con el agua (útil, en teoría, para la fabricación de filtros) y es flexible, entre otros. Esto lo convierte en un material perfecto en multitud de áreas industriales, como es el caso del desarrollo de elementos tecnológicos.
¿Cómo influye el grafeno a nuestras vidas?
Ya conocidas las claves básicas sobre este material, vamos a observar por qué será un factor definitorio en una gran cantidad de nuevos productos que darán a luz de manera sistemática en los próximos años.
La dureza y la flexibilidad: algunos de los principales usos del grafeno en la tecnología
Hoy en día, llevamos encima la mayoría de los productos tecnológicos: los smartphones, las pulseras y los relojes inteligentes, etc. Estos productos necesitan cierto grado de durabilidad y resistencia para preservarse en el tiempo, así como un buen grado de flexibilidad y ligereza para poder ajustarse a las características necesarias para su funcionamiento.
Si consideramos que el grafeno tiene la flexibilidad y ligereza del plástico y la durabilidad del acero, y si es posible industrializar su producción de manera poco costosa, podría reemplazar definitivamente todos los protectores, coberturas y enganches que hayamos conocido hasta la fecha. Sin embargo, como veremos más adelante, se han observado algunos peligros del grafeno que podrían impedir que se naturalice en el uso cotidiano.
Un posible sucesor del silicio
Posiblemente este sea uno de los usos del grafeno más destacables y que más interés están suscitando en el sector de la tecnología electrónica. Algunos piensan que el grafeno podría llegar a convertirse pronto en el sustituto del silicio, que hasta la fecha viene siendo el estándar de facto en la fabricación de unidades de procesamiento informático.
El único problema es que para ser usado en computación como semiconductor, la banda alcance es todavía demasiado pequeña, por lo que esta es la única propiedad que favorece al silicio pese a no ser tan bueno como el grafeno en este sentido. La banda es imprescindible para hacer las funciones de transistor que deja o no deja pasar la electricidad, según las necesidades de la máquina (de ahí los famosos bits, es decir, 0 cuando no deja pasar y 1 cuando sí deja).
No es oro todo lo que reluce: los peligros del grafeno
Para terminar, no debemos dejar a un lado que el grafeno todavía no es todo lo seguro que debiera. Cuando hablamos de su uso con los llamados “wearables”, las partículas de carbono podrían desprenderse con el desgaste y entrar a nuestro flujo sanguíneo, suponiendo un riesgo relativo.
De hecho, el riesgo que encuentran algunos investigadores es que si el grafeno se popularizara, podría ser más común que las personas se expusieran al mismo a través del aire, lo cual supondría un dilema para la salud colectiva. Algunos lo han comparado incluso a la exposición al asbesto a gran escala.