Tecnología
Claves para elegir la mejor fuente de alimentación para tu PC
Para aquellos que pretenden alcanzar más con menos cuando se trata de adquirir un equipo informático, siempre suele ser recomendable configurar el dispositivo a medida, eligiendo los componentes cuidadosamente para optimizar el resultado final de la compra. Pero uno de los elementos que se vuelve más complejo durante este tipo de configuraciones suele ser elegir una fuente de alimentación para PC, dado que en gran medida es el segundo “corazón” de nuestro equipo junto al procesador y una buena elección podrá significar excelentes resultados a largo plazo o grandes inconvenientes innecesarios.
Aparentemente, comprar una fuente de alimentación para ordenador puede parecer tarea fácil: es cuestión de contar con suficientes vatios para soportar la potencia de todos los componentes y elegir una marca reconocida por confianza. Pero existen otros mecanismos sencillos y a la vez eficaces para elegir entre las mejores fuentes de alimentación para PC sin invertir más de lo necesario acorde a nuestras necesidades. Además, el imparable avance de la tecnología hace que cada vez surjan nuevos y mejores componentes, por lo que mantenerse actualizado a veces es complicado. Es por ello que vamos a darte una serie de consejos para elegir una buena fuente de alimentación.
¿Cómo comprar una fuente de alimentación para ordenador idónea?
Para poder discernir entre una fuente de alimentación o “Power Supply Unit” (PSU), como suelen denominarse en algunos sitios que tratan sobre esta temática específica, es necesario conocer a grandes rasgos qué elementos operan dentro de este tipo de dispositivos.
Todo lo que necesitas saber sobre la potencia de las mejores fuentes de alimentación para PC
Puede parecer una obviedad, pero en realidad este es el elemento más importante y uno de los principales motivos de inconvenientes. La potencia total es la capacidad que la fuente de alimentación puede sostener antes de provocar un fallo por sobrecarga.
Sin embargo, el dato de potencia en sí es un dato demasiado pobre. Es como los Megapíxeles en una cámara de fotos: dicen algo importante, pero no lo suficiente para evaluar la calidad de la máquina.
En primer lugar, necesitamos evaluar cuánta potencia requiere nuestro ordenador en total, analizando componente por componente. Es por ello fundamental elegir la PSU en último lugar una vez ya hayamos hecho una selección completa de nuestro equipo. De hecho, aunque no suele ser mala idea pasarse en potencia, no siempre es la mejor elección, dado que un exceso también supondrá un consumo residual adicional que en el futuro repercutirá como un mayor gasto en electricidad.
Por ello lo ideal es usar una de las decenas de herramientas para calcular la potencia del equipo que existen en Internet y calcular la mínima necesaria. Una vez tengamos este dato, podemos proceder con el siguiente punto.
Elegir una fuente de alimentación para PC basándose en la eficiencia
Como se dijo anteriormente, elegir una fuente de alimentación exclusivamente por la cantidad de potencia total puede ser un error, dado que acabaríamos consumiendo más electricidad que con una elección más conveniente.
Podemos, en contrapartida, elegir una fuente idónea en función al resultado de potencia que hayamos obtenido con una de las herramientas antes mencionadas. Por ejemplo, si necesitamos 420W y elegimos una fuente de 500W, teóricamente sería lo correcto.
No obstante, para no quedarnos cortos hay que añadir una variable más a este cóctel de elección: la eficiencia
Es la potencia que una fuente provee al sistema con relación a la potencia que consume del circuito eléctrico. Esto quiere decir que si elegimos una fuente poco eficiente en un equipo que va a pasar muchas horas encendido, al final es posible que nos acabe costando más caro el collar que el perro o tengamos problemas por no recibir toda la potencia que necesitamos: quizá haber elegido una fuente con más eficiencia aún más cara nos hubiera ahorrado más dinero a lo largo del tiempo.
Existen unos “estándares” del sector para medir la eficiencia:
- 80 plus: con una eficiencia del 80%
- 80 plus Bronze: con una eficiencia mínima del 82%
- 80 plus Silver: un 85%
- 80 plus Gold: un 87%
- 80 plus Platinum: un 90%
- 80 plus Titanium: alcanza el 94% de eficiencia
De una a otra, el precio aumenta considerablemente.
Para terminar, hay que tener en cuenta que todas las fuentes van perdiendo eficiencia con el paso de los años. Existe un falso mito de que se pierde hasta un 10% de eficiencia anualmente pero, en realidad, la degradación no es tan extrema, aunque sí es posible que exista una pérdida del 10% pasados los primeros 5 años.
Por ello, como último punto, la recomendación es siempre elegir una fuente de alimentación con una potencia un 20% superior a lo requerido, algo menos si elegimos un estándar de eficiencia superior. Así se podrán evitar posibles problemas de degradación o falta de eficiencia en caso que queramos ampliar algún componente en el futuro. Considerando que la eficiencia es un estándar, da igual la marca que elijamos, lo importante en el fondo es investigar cómo se comportará a lo largo del tiempo.
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