Tecnología
¿Es seguro el sistema de reconocimiento facial?
A estas alturas, todos hemos sido testigos de al menos un problema de privacidad derivado del uso de ciertas herramientas que, en mayor o menor medida, aplican algún tipo de inteligencia artificial y reconocimiento de patrones automatizado.
Se cuentan por docenas los casos de brechas en la seguridad y otro tipo de problemáticas en los nuevos asistentes virtuales, lo cual ha ido aumentando el gran recelo en esa comunidad de usuarios que siempre está deseosa de probar las últimas innovaciones que se le proponen.
Y si nos centramos en el apartado de las fotos, la nueva funcionalidad que nos ha presentado Google también pondrá de manifiesto la incertidumbre ante la seguridad del reconocimiento facial que muchos usuarios ya tienen, preguntándose por qué utilizar el reconocimiento facial es buena idea. Es por ello que vamos a contarte todo lo que debes saber a cerca de esta tecnología que podemos ir viendo cada más cada día.
¿Por qué utilizar el reconocimiento facial? ¿Estaremos comprometiendo nuestra información?
Todas las herramientas e innovaciones que se desarrollan en alguna de las grandes compañías del sector tecnológico suelen tener la finalidad de satisfacer alguna de las problemáticas que han sabido observar en los usuarios o por una demanda abierta de los mismos.
Esto quiere decir que, como ocurre con otras ideas que ya conocemos, los usos del reconocimiento facial son variados y pueden ser de gran provecho para nuestro día a día.
Los principales usos del reconocimiento facial
Aunque esto nos resulte algo relativamente novedoso, ya se ha aplicado con menor o mayor acierto desde hace bastante tiempo. Veíamos en algunas películas de hace una década cómo localizaban a los sospechosos a través de esta tecnología, aunque en la mayoría de los casos exagerase un poco la ficción.
También hemos conocido esos sistemas de acceso por reconocimiento facial que en la práctica no se llevaban a cabo porque el índice de acierto no generaba suficiente confianza, pero que en la actualidad han cambiado gracias a mejores y más sofisticados algoritmos:
- Ya es posible acceder al móvil más rápido sin tener que meter un PIN o poner la huella. Empresas como Samsung con sus últimos terminales S9 y S9+ lo están poniendo en la práctica.
- Asimismo, la misma marca está permitiendo no solo acceder al terminal, sino ejecutar pagos online con una tarjeta de crédito asociada al reconocimiento de nuestra cara a través de Samsung Pay.
- El etiquetado de nuestras fotos es más rápido, ya que empresas como Facebook lo usan desde hace bastante tiempo, aunque esté generando mucha controversia. Google también ha empezado a aplicar esta tecnología en su aplicación de Google Fotos y en las últimas versiones es posible activarla.
La tecnología del reconocimiento facial todavía no es 100% certera y aventurarse a aplicarla tiene algunos riesgos, dado que por un fallo en el reconocimiento, sea por una persona relativamente parecida o incluso por alguien con una foto nuestra a su disposición, se podría conseguir el acceso o hacer un pago en un comercio on-line sin nuestra autorización.
La seguridad del reconocimiento facial: ¿una violación absoluta de la privacidad?
Esto es lo que la mayoría teme en mayor o menor medida. Ya hemos visto ejemplos de cómo esta tecnología nos simplifica la vida y hace algunas de nuestras tareas cotidianas más rápidas y fáciles, pero también se está utilizando para categorizarlo todo a mayor escala.
Por citar algunos ejemplos, podemos decir que es posible tener el control de ciertos aspectos organizacionales gracias a esta tecnología, tales como:
- En algún instituto se ha usado para “pasar lista” del alumnado y saber quien está ausente.
- Evitar que menores puedan comprar productos no aptos para su edad.
- Localizar y atrapar a criminales a través de las cámaras de seguridad.
- Controlar accesos a determinadas personas prohibidas, como a los ludópatas en los casinos.
Tanto para bien como para mal, esto puede resultar una ventaja o inconveniencia en la privacidad. Así como las cámaras y dispositivos de captación de imagen nos pueden tener controlados, también podrían usarse con fines más allá de la somera utilidad cotidiana como, por ejemplo, reconocer nuestros hábitos de consumo analizando las marcas que se observan en una fotografía de nuestra propiedad.
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